viernes, 2 de noviembre de 2018

¿Cómo afrontar la muerte?


“Si Jesucristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”. Y quería decir, y vana nuestra vida, y la de todos, porque la Resurrección de Cristo marca un antes y un después en la historia evolutiva del ser humano, se logra por primera vez la ruptura con la muerte y, por lo tanto, salvar la vida.
Vino Cristo al mundo a eso, a poner fin a la muerte. Desde entonces, como decía Unamuno, el ser humano deja de nadearse y empieza a infinitarse, y de ahí viene nuestra felicidad y completud. Ya no morimos, ahora nos infinitamos, tenemos una tarea absoluta por delante, un quehacer constante hacia lo bueno, lo bello y lo verdadero. Y la vida nunca acaba. La muerte es un accidente en la vida, una transformación, un paso.

Por eso solo hay una forma que responda a la pregunta de cómo afrontar la muerte: hacerlo desde una perspectiva cristiana, donde la muerte no es el fin, sino el principio de una felicidad completa y la continuidad de esta felicidad siempre necesitada de algo más. Y la vida es un quehacer urgente, donde todo cobra sentido y todo tiene importancia, cada minuto, cada acción.

Y así afrontamos la muerte, la propia y la ajena, como un paso a la felicidad verdadera.

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