lunes, 30 de julio de 2018

¿Por qué el silencio de Dios?

EL SILENCIO DE DIOS
Cuenta una antigua leyenda noruega, que un ermitaño llamado Haakon, siempre miraba una imagen de Cristo crucificado.

Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Se arrodilló ante la cruz y dijo: 
"Señor, quiero padecer y morir por Tí. Déjame ocupar tu puesto en la Cruz." Y se quedó  con la mirada fija puesta en El, como esperando una respuesta. El Señor habló y sus palabras fueron: "Mi fiel siervo Haakon, te concederé tu deseo, pero solo con una condición.” 
¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!, -respondió el viejo ermitaño. 
La condición es que suceda lo que suceda y veas lo que veas, tienes que guardar silencio siempre. Haakon contestó: "¡Os, lo prometo, Señor!" Y se efectuó el  cambio. 

viernes, 27 de julio de 2018

Tres preguntas de una fábula


  1. ¿Cuál es el momento más oportuno para hacer cada cosa?
  2. ¿Cuál es la gente más importante con la que trabajar?
  3. ¿Cuál es la cosa más importante para hacer en todo momento?
Un emperador resolvió visitar a un ermitaño que vivía en la montaña. Así pues el emperador se vistió de simple campesino y al llegar al lugar donde habitaba el hombre santo, le halló cavando en el jardín frente a su pequeña cabaña.

El emperador se aproximó a él y le dijo: “He venido a pedir tu ayuda para tres cuestiones”.
El ermitaño le escuchó atentamente pero no respondió. Continuó cavando. El emperador le dijo: “Debes estar cansado, déjame que te eche una mano”. El ermitaño le dio las gracias, le pasó la pala al emperador y se sentó en el suelo a descansar.

Después de haber acabado dos cuadros, el emperador paró, se volvió al ermitaño y repitió sus preguntas. El ermitaño tampoco contestó sino que se levantó y señalando la pala y dijo: “¿Por qué no descansas ahora? Yo puedo hacerlo de nuevo”. Pero el emperador no le dio la pala y continuó cavando. Paso una hora, luego otra y finalmente el sol comenzó a ponerse tras las montañas. El emperador dejó la pala y dijo al ermitaño: “Vine a ver si podías responder a mi tres preguntas, pero si no puedes darme una respuesta dímelo para que pueda volverme a mi palacio”.

El ermitaño levantó la cabeza y preguntó al emperador: “¿Has oído a alguien corriendo por allí?”. El emperador volvió la cabeza y ambos vieron a un hombre con una larga barba blanca que salía del bosque. Corría presionando sus manos contra una herida sangrante en su estómago. El hombre corrió hacia el emperador antes de caer inconsciente al suelo. Al rasgar los vestidos del hombre, emperador y ermitaño vieron que el hombre había recibido una profunda cuchillada. El emperador limpió la herida cuidadosamente y luego usó su propia camisa para vendarle. Continuó con este proceso hasta que la herida cesó de sangrar. El herido recuperó la conciencia y pidió un vaso de agua. El emperador corrió hacia el arroyo y trajo un jarro de agua fresca. 


El ermitaño ayudó al emperador a llevar al hombre hasta la cabaña donde le acostaron sobre la cama del ermitaño. El hombre cerró los ojos y se quedó tranquilo. El emperador estaba rendido y tras apoyarse contra la puerta se quedó dormido. Cuando despertó, durante un momento olvidó donde estaba y lo que había venido a hacer. Miró hacia la cama y vio al herido, que también miraba confuso a su alrededor; cuando vio al emperador, le miró fijamente y le dijo en un leve suspiro: “Por favor, perdóneme”.

– Pero ¿qué has hecho para que yo deba perdonarte?- preguntó el emperador.

Ermitaño (Hermit)


Ermitaño
  1. Persona que vive en una ermita y cuida de ella.
  2. Persona que vive sola en un lugar deshabitado.
La palabra ermitaño es de origen latíno eremita, la cual deriva del griego ἐρημίτης o ἔρημος que significa "desierto", sin embargo, el término ermitaño se extendió para significar “todo aquel que vive en soledad”.

La figura del ermitaño en el tarot es un anciano andando, de cabello blanco, lleva un manto, una lámpara que ilumina los pasos y un bastón de 7 nudos para apoyarse como el de Moisés. El cabello blanco simboliza conocimiento y sabiduría, el bastón indica alguien para mostrarnos el camino y 7 días de la semana y de la creación.


En el ámbito de la religión cristiana, los ermitaños son individuos que aspiran a optimizar su relación con Dios, para lo cual se alejan de lo urbano y optan por el silencio, la penitencia y el ascetismo. Este tipo de conductas y valores les permite, según su visión, acercarse a la divinidad.

A nivel histórico, los ermitaños o eremitas forjaron una tendencia o modo de vida a finales del siglo III. Estos religiosos se alejaron de las ciudades para instalarse en parajes aislados y solitarios en búsqueda de la perfección espiritual.


El budismo, el hinduismo y el sufismo también contaron con ermitaños que optaron por renunciar a los placeres mundanos para entregarse a la contemplación y la meditación sin distracciones.

jueves, 19 de julio de 2018

Las preguntas de un ermitaño

En la India se enseña: “La vida tiene cuatro momentos: el primero, para aprender; el segundo, para enseñar lo aprendido; el tercero, para descubrir lo que nadie te enseñó y no pudiste enseñar; y, el cuarto, para vivir como ermitaño, dando gracias a Dios por la vida y diciéndole “lo que tú quieras, como tú quieras, donde tú quieras”.

La palabra ermitaño es de origen latino:eremita, la cual deriva del griego ἐρημίτης o ἔρημος que significa "desierto", sin embargo, el término ermitaño se extendió para significar “todo aquel que vive en soledad”.

En el ámbito de la religión cristiana, los ermitaños son individuos que aspiran a optimizar su relación con Dios, para lo cual se alejan del ruido,(muchedumbre) y optan por el silencio y el ascetismo. Este tipo de conductas y valores les permite, según su visión, acercarse a la divinidad.

martes, 17 de julio de 2018

¿Existe el infierno?



¿Existe el infierno?

Si se acude a encuestas (estudios sociológicos) pocos aceptan la posibilidad de un castigo y menos de un castigo terrible que lleve al el infierno.
Hay personas que no creen en un ser supremo, y entonces después de la muerte, hayas hecho lo que hayas hecho, no hay la nada.

Otras personas creen en la existencia del demonio y del infierno.
En relación con el demonio,  el conocido exorcista de Roma Gabriele Amorth, fallecido en 2016, dice que el demonio actúa fundamentalmente de cuatro modos: a) por la posesión diabólica, la más grave, cuando se apodera de una persona; b) las vejaciones, cuando el demonio, aun sin poseer a las personas, se dedica a molestarlas,; c) la obsesión diabólica, cuando se adueña de la mente con pensamientos obsesivos, que pueden llegar a imposibilitar una vida normal, d) la infestación diabólica, que no afecta directamente a las personas, sino a casas, objetos o animales, como sucedió en el evangelio en el episodio de los cerdos y el endemoniado de Gerasa (Lc 8, 30-34).
Para combatir al demonio están los exorcismos, que es una oración pública reservada a los sacerdotes autorizados por su obispo, y las oraciones de liberación o sanación, que las puede hacer cualquiera, sacerdote o laico, y no tienen fórmulas fijas. El ejemplo de Jesús nos muestra que si nosotros no queremos, el demonio no puede vencernos

Hoy muchos no creen ni en la existencia del diablo ni del infierno, especialmente en la de éste, porque afirman que son incompatibles la bondad y misericordia de Dios con la eternidad del infierno, y por ello piensan que, si existe, está vacío
Si nos aporta la teología, hoy, que no se puede hablar del infierno como castigo por parte de Dios y, mucho menos aún, como venganza. 
El infierno es, ante todo y sobre todo, lo que Dios no quiere, lo que desde la libertad humana frustra sus planes de salvación para todos y cada uno de los seres humanos. Nunca, pues, debe ser interpretado como una acción positiva de Dios, como un "castigo" y menos aún -so pena de incurrir en blasfemia- como una "venganza".
El afirmar la idea de castigo y venganza hizo despertar  el aspecto crítico de la Ilustración que encontró en ese pensamiento uno de los más graves motivos de escándalo y rechazo de la fe, con enormes consecuencias culturales. Si se da por válida esa concepción, resulta inaceptable un castigo eterno para ofensas limitadas de una criatura débil.

La realidad es que desde la intuición de un Dios que crea por amor, que es "Padre" cuya labor consiste en amar (1 Jn 4,8.16). 
“… El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor…Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él…
¿Cómo podría ser de otro modo, si crea únicamente por nosotros y para nosotros: para comunicarnos su amor y su salvación, buscando tan sólo nuestra realización y nuestra felicidad?

¿Pero existe el infierno?
Decía Urs von Balthasar quesi el infierno existe, está por estrenar.
El cristiano no puede pretender salvarse a sí mismo si con él no se salva la humanidad entera. 
Si uno buscase la salvación individual, estaría dejando a sus hermanos abandonados a una suerte infernal. El mundo es la casa del cristiano en la que debe comprometerse para que en una comunión de santos y pecadores se camine hacia la plenitud de alcanzar el Cielo.
Esté o no por estrenar, lo cierto es que Jesús en Mt.25,34b.35.41-42.46) nos dice:
 ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber… “Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,  fui forastero y no me recibisteis…, Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna…
El Catecismo de la Iglesia en el nº 1035 dice: “La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad.
la Iglesia no ha definido nunca, como dogma de fe, la existencia del infierno. Lo que la Iglesia ha enseñado es que, si alguien muere en pecado mortal, ése se condena. Pero lo que la Iglesia nunca ha definido es que alguien haya muerto en pecado mortal. Ni la Iglesia puede definir semejante cosa. Porque todo lo que trasciende este mundo (por ejemplo, a partir de la muerte), eso ya no está al alcance de todo lo que es inmanente, incluida la misma Iglesia.
Algunos pasajes parecen no cuadrar con esto, pues hablan de casti­go, de gehenna o de tinieblas... deben ser leídos desde la clave central de la experiencia bíblica: todo lo que Dios hace o manifiesta va exclusivamente dirigido a la salvación.
Si Dios está a favor nuestro, ¿quién podrá estar en contra? Aquel que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él no nos regale todo? ¿Quién será el fiscal de los elegidos de Dios? Dios, el que perdona. Y ¿a quién tocará condenarlos? A Cristo Jesús, el que murió, o mejor dicho, el que resucitó, el mismo que está a la derecha de Dios, el mismo que intercede en favor nuestro (Rom 8, 31-34).